Javier está en un paso de peatones. Cruza en rojo. Un auto no puede frenar y lo
golpea en la pierna. Cae. No es grave pero se ha lastimado. Se levanta cojeando y
se enfrenta al auto.
--¡deberías ir con más cuidado, cabrón¡
Se da cuenta que el que conduce es Bernardo, el profesor.
Javier enloquece.
--¡estás loco, lo has hecho a posta¡ ¡¡me has querido
matar¡ ¿¡¡a ti qué te pasa contigo?¡
Javier hace gestos de estar loco. Bernardo se muestra amable.
--perdona. No te vi. Iba distraído. Tienes razón. Llama a
la policía. Me lo merezco --mira el semáforo-- aunque tú tampoco lo has hecho bien.
Javier está muy enfadado.
--¿¡es que no sé qué te he hecho yo? ¡¡¿porqué me odias
de esa manera?¡
--Me besaste a la fuerza y no te denuncié. No te tendré
tanta manía --con una sonrisa pícara.
Bernardo es dulce pero Javier está como loco. Le duele la
pierna.
--deja que te ayude.
--¡puedo solo¡
Javier es muy agresivo. Bernardo le sonríe.
--no, no puedes.
Javier no deja de insultar. Es muy guapo. Lleva unos
jeans estrechos y a Bernardo lo tiene bien caliente.
--¡déjame, no te ha salido bien¡ ¡¡estoy bien¡
--te llevo al médico, a tu casa pero ¡déjame ayudarte¡
Javier no deja de reclamar. Bernardo lo abraza. Lo ayuda
a montar en su auto. A Javier le gusta mucho Bernardo y lo que no le perdona es que no
haya caído en sus brazos como lo han hecho todos los demás. Si hasta Joaquín,
al que cree hetero, no se le ha resistido. No entiende por qué sí ese profesor
tan guapo lo rechaza. Van hasta la casa de Javier. El chico no deja de gritar.
Bernardo se queda a su lado.
--deja que te cure.
Javier es agresivo.
--¡me duele aquí –se señala muslo cerca de la zona
genital—y no me voy a desnudar delante de ti¡
Bernardo sonríe.
--¿crees que te voy a violar?
Y eso es lo que quisiera Javier. Javier se desnuda ante
él.
--¡aquí me tienes¡
Javier, con la ropa a los pies, alza los brazos
ofreciéndole. Bernardo sonríe pícaro. Se arrodilla ante Javier. Podría tocar
los genitales del chico que es lo que ambos desean. Bernardo cura la herida del
chico.
--no es profunda.
--¡cuidado, pica¡ ¡¡es una zona delicada¡
Y Bernardo que tiene la verga de Javier en la altura de la boca
piensa:
--ya lo veo. Y bien deliciosa.
Los dos están nervioso y calientes. A Javier le gusta que
lo esté tocando pero le pone nervioso que no sea algo sexual. A Bernardo le
pasa lo mismo. Nota que la verga del chico está creciendo. Javier se va a ir
para que Bernardo no lo note pero el profesor no le deja. Lo empieza a
masturbar.
--¿Qué haces? –jadea Javier que es lo que deseaba.
--me dejaste con las ganas.
Los dos están ardiendo. Javier no puede reaccionar porque
Bernardo traga su miembro viril. Ambos lo disfrutan. Javier no puede creer que
su odiado profesor se la esté mamando. Luego Bernardo se levanta y Javier teme
que lo deje con las ganas..
--tengo que devolverte algo… --dice Bernardo seductor.
Y lo besa. Es un beso ardiente. Los dos se devoran. Caen
desnudos en la cama.
--¿no que estabas casado? –jadea Javier.
--y lo estoy… pero eso no quita que me vuelvas loco –dice
mientras lo penetra.
Ambos jadean de gusto. Gozan de sexo del bueno. Javier se
siente orgulloso de qué nadie se le resista y el profesor de disfrutar al fin
del cuerpo tierno de su alumno rebelde.
Joaquín llega a la casa. Se toca las manos en los
genitales. Se hace pis. Oye la ducha. Él y Javier tienen confianza. Es Bernardo el que sale
totalmente desnudo. A Joaquín se le congela el rostro. Primero porque no
siempre uno se encuentra a un hombre tan guapo en la ducha, segundo porque es
un profesor y tercero porque se supone que Javier lo odia. Bernardo se cubre
con la toalla.
--¡tú que miras¡?¡
Joaquín enmudece:
--perdona… es que yo…
Javier entra también desnudo. Joaquín se pone cachondo, necesita una buena
ducha. Javier besa a Bernardo. Eso causa un gran dolor en Joaquín y se le pasa
el deseo y el pis.
--perdón… --Joaquín.
Javier se muestra feliz y abraza a Bernardo. Joaquín
siente dolor, celos. Teme que su amigo se esté planteando algo serio con su
profesor.
--tranquilo –le dice a Bernardo—no es gay.
Bernardo besa a Javier:
--luego te llamo.
--Ahora vengo… --dice Javier.
Bernardo va a la habitación y Javier tras él. Le da un
golpe en la cabeza a su amigo.
--¡no pongas esa cara ni que no hubiera confianza entre
los dos¡
Joaquín se queda en el baño. Lloroso. Oye las risas de
los amantes. Está seguro que Bernardo no es uno más y eso le duele. Le duele
mucho. No oye la puerta porque está
debajo del grifo para refrescarse. Así lo encuentra el desnudo Javier. Lo mira
sorprendido.
--¿Qué haces, tío?
Más que nunca a Joaquín le cuesta fingir.
--Nada, hace calor…
--si claro. Bueno tú mismo… --Javier sorprendido.
Joaquín le quisiera preguntar muchas cosas pero no se
anima. Igual a Javier no le gusta plantearse las cosas. No le gusta pensar.
Sólo disfrutar y está disfrutando y mucho.
Durante los días siguientes, Bernardo y Javier se la
pasan haciendo el amor. Joaquín los oye y sufre por eso. Va seguido al baño
para refrescarse. Javier sale desnudo y feliz. Se acerca al baño. Hace pis con
su amigo al lado.
--¿estás bien? Llevas unos días muy raros.
Joaquín tiene una pregunta en el corazón y finalmente la
suelta.
--¿vas en serio con él?
Javier está muy contento.
--¡Yo creo que sí ¡me gusta mucho¡
Joaquín nunca lo vio así. Le duele mucho pero se traga su
dolor.
--¡lo sabía¡ ¡¡lo sabía¡ sabía que tras ese odio había
algo más.
Joaquín finge alegría cuando está hecho polvo y Javier no
se da cuenta de nada. Besa a su amigo en la mejilla. Se mete en la ducha.
Joaquín lo mira con deseo y amor.
--¡¿¿te vienes a la ducha?¡
Es Javier que le grita a su amante. Éste responde desde
la habitación. Joaquín sale del baño y se topa con el desnudo Bernardo que lo
mira molesto.
--¿y tú qué haces aquí todavía?
A Joaquín le sorprende la pregunta. Lo hace sentir como
un intruso. No sabe qué decir.
--Ya me estoy cansando de que me veas las pelotas --reclama el profesor.
--Ni que a mi me gustase --se defiende porque sí le gusta.
--¿y qué haces aquí todavía?
--Javier no puede con el alquiler solo.
--¡yo voy a dejar a mi mujer y tú me
molestas¡ ¡No hay sitio para los tres¡ Quiero que hoy mismo le digas a Javier
que te quieres ir pero no le digas que yo te dije¡
Joaquín traga saliva sorprendido por la
mirada de rabia del hombre. Los amantes se encierran en la ducha. Joaquín se
queda triste. Llora por la felicidad de la pareja.
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